Podemos definir la cojera como una anomalía en la marcha que puede estar provocada por dolor, un problema mecánico o una alteración neurológica.
La cojera aparece como consecuencia de una alteración de la función en el aparato locomotor (músculos, tendones, ligamentos, huesos o articulaciones), en el sistema nervioso o en el sistema fascial alterando la biomecánica normal durante el paso, el trote y el galope.
En el perro la cojera o claudicación de la marcha puede darse tanto en las extremidades anteriores como en las posteriores.
Un cojera puede ser desde un movimiento anormal muy sutil de la extremidad afecta hasta una incapacidad total para apoyar la extremidad. Se pueden dar cojeras al inicio del movimiento que desaparecen tras unos pasos o cojeras que aparecen después del paseo cuando se enfrían los tejidos.
Por eso, las cojeras en perros se pueden clasificar según el tejido que esté lesionado, según cuando aparece la cojera y según el grado de incapacidad que puedan provocar.
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Según el tejido lesionado que está produciendo la alteración de la marcha, podemos hablar de:
- Cojeras de origen traumático en los dedos, uñas o en almohadillas: después de cada paseo debemos revisar las almohadillas, dedos y uñas de las patas de nuestros perros ya que el tipo de terreno o la temperatura del mismo puede producir lesiones en estas zonas tan delicadas. Pueden cortarse con ramas o cristales, pueden llevar piedrecitas o espigas entre los dedos, pueden sufrir roturas o astillamiento de las uñas, y todos estos factores traumaticos pueden producir que nuestro perro sufra dolor al plantar la extremidad en el suelo. Estas zonas además de ser muy sensibles suelen tener tendencia a la infección al estar en contacto con el suelo, por lo que es importante que sean revisadas con frecuencia y valoradas por el especialista para evitar posibles complicaciones.
- Cojeras musculo-tendinosas: los músculos y los tendones son los encargados de generar el movimiento y de transmitirlo a las estructuras óseas. Estos tejidos pueden lesionarse por su falta de uso, por el exceso de uso o por un mal uso. Parece complicado pero es sencillo de entender si nos ponemos nosotros mismos como ejemplo, si no hacemos deporte nuestros músculos se vuelven blandos y con poca capacidad de reacción, de tal manera que cuando queremos hacer ejercicio nos cuesta mucho más y probablemente nos quedemos con agujetas y fatiga muscular, estas agujetas y esta fatiga muscular lesionan a los músculos desde sus fibras más pequeñas y de mantener esta situación sedentaria cada vez tendremos músculos menos sanos y con más tendencia a la sobrecarga y a lesionarse. En el extremo contrario tenemos el exceso de ejercicio, en este caso hablamos de músculos muy fuertes que requieren cuidados específicos a nivel de nutrición y de estiramientos y flexibilidad, nuestros perros pueden correr intensamente o ir a nadar o subir y bajar por piedras, pero ¿quien se acuerda luego de estirarles los músculos o de complementar adecuadamente su dieta? Por eso es frecuente que aparezcan roturas de fibras, contracturas, inflamaciones musculares y en los tendones y acortamiento de los tejidos, siempre acompañado de dolor que nos alterara la marcha normal.
- Y por último, podemos encontrarnos con perros que no se mueven correctamente por alteraciones en sus ejes óseos, la mayoría de las veces con origen en su propia raza o conformación. Estas alteraciones producen movimientos incorrectos que aumentan la fricción de los tendones desembocando en tendinopatías y sobrecargas musculares dolorosas durante en movimiento.
- Cojeras articulares: las articulaciones son estructuras de unión entre dos o más huesos que permiten y limitan el movimiento gracias a la capsula articular y a los ligamentos. Las superficies de los huesos que se articulan entre si están recubiertas por el cartílago articular que es un tejido blandito que amortigua y distribuye las presiones que recibe. Este cartílago puede desgastarse por diversos motivos, lo más común es por un sobre uso en caso de perros jóvenes o por un desgaste normal y fisiológico inherente a la edad en perros mayores. En ambos casos nos encontramos con articulaciones que presentan limitación en sus movimientos y que frecuentemente se encuentran inflamadas .
- Cojeras óseas: los motivos más frecuentes de cojeras de origen óseo son las fracturas y los tumores. En ambos casos el dolor es elevado e incluso el perro presenta dolor en reposo.
En función de cuando cojea nuestro perro, diremos que hay cojeras:
- En apoyo: el animal apoya la pata, pero la retira rápidamente descargando el peso sobre la extremidad sana. En el caso de afectar a las extremidades anteriores podemos observar que va acompañado de un movimiento de ascenso y descenso de la cabeza, mientras que cuando está afectando a las extremidades posteriores el perro mantiene la cabeza más baja y hay un movimiento asimétrico de la cola.
- En elevación: no hay apoyo de la pata en ninguna fase de la marcha, el perro la suele llevar flexionada.
- En frío: las podemos ver cuando el perro se levanta tras llevar un rato tumbado, suelen desaparecer tras unos pasos. Son habituales en perros mayores relacionado con artropatías degenerativas.
- En caliente: aparecen tras el ejercicio y están relacionadas con lesiones musculares y de tendones.
Y según el grado de afectación, las clasificaremos en los siguientes grados:
- Grado 0: no cojea
- Grado 1: cojera que no se detecta al paso pero si al trote bajo determinadas circunstancias, como por ejemplo en un circulo
- Grado 2: cojera que no se detecta la paso pero si al trote bajo cualquier circunstancia
- Grado 3: cojera que se observa discretamente al paso y marcada al trote
- Grado 4: cojera presente en el paso y en el trote
- Grado 5: el perro no apoya la extremidad afecta
¿Qué hacer si mi perro cojea o no apoya la pata?
Ante cualquier tipo de cojera o si nuestro perro no apoya la pata al caminar hay que acudir al veterinario para realizar una correcta valoración de la situación del animal y de las estructuras afectas.
Como hemos visto muchos son los motivos que pueden causar cojeras en nuestros canes y por eso es importante realizar un correcto diagnostico diferencial entre todas ellas, ya que el origen de la cojera determina el tratamiento que se debe hacer. En ocasiones es necesario realizar pruebas de sangre y de orina o pruebas de imagen como la radiografía, la ecografía, la resonancia magnética o TAC para complementar el estudio.
Una vez encontrado el origen del problema nuestro veterinario nos indicará cuál es el tratamiento más indicado para nuestro caso, frecuentemente la Fisioterapia y la Medicina alternativa ayudan exitosamente en el tratamiento de estas lesiones.
¿La cojera de mi perro puede ser que tenga una fractura?
No siempre que hay cojera es un indicativo de fractura ósea, pero si es un indicativo de dolor y de impotencia funcional de esa extremidad, así que sea cual sea el tipo de cojera que veam
os en nuestro perro debe ser examinada por un profesional para que realice las pruebas necesarias hasta encontrar el origen de ésta. Sólo con un buen diagnostico se podrá indicar el tratamiento más adecuado para solucionar la cojera lo antes posible.
Soluciones cojera perros
Es verdad que nosotros poco podemos hacer ante una cojera, pero sí podemos ayudar durante su recuperación siguiendo las indicaciones que nos facilite el sanitario para equilibrar de nuevo el aparato locomotor de nuestro perro.
Cuando un perro o gato ha estado mucho tiempo cojeando probablemente presente aumento de tono e incluso contractura en la musculatura con la que haya compensado la cojera, y perdida de volumen muscular y fuerza en la extremidad con la que cojeaba. En el siguiente video os describimos unos sencillos ejercicios de transferencias de peso que pueden ayudar en la recuperación de la musculatura y de la funcionalidad de las extremidades.
Es importante consultar con nuestro profesional de confianza si estos ejercicios son adecuados para el caso de nuestro perro y preguntarle las dudas que nos puedan surgir durante su ejecución.